¿Sabías que la salud de tu tracto intestinal puede influir en la salud de tu corazón? Los desafíos del siglo XX han arrojado luz sobre este concepto y la conexión entre el sistema digestivo y el cardiovascular. El estándar de la dieta occidental es consistente con los alimentos procesados y pueden provocar cambios en las bacterias que viven en el intestino. Estos cambios en las bacterias intestinales a menudo se denominan “disbiosis” y tienen una fuerte asociación con los riesgos cardiovasculares (ECV), incluido el sobre crecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y la enfermedad celíaca. Estas enfermedades digestivas crónicas pueden aumentar el riesgo de síndrome metabólico y ataque al corazón.

Analicemos estos en detalle y lo que puede hacer al respecto.

Riesgo de enfermedad celíaca y enfermedad cardiovascular

La enfermedad celíaca es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema digestivo que puede dañar el intestino delgado. Esta condición puede disminuir la digestión de algunos nutrientes, como el hierro, la vitamina B12 y el calcio. Las personas con enfermedad celíaca no pueden tolerar el gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno, la avena y la cebada, que se cree que desencadena una respuesta inmunitaria e inflamatoria en el intestino. Los estudios muestran que existe un vínculo con un aumento de 1,4 veces de accidentes cerebrovasculares en personas con enfermedad celíaca, incluso en ausencia del riesgo tradicional de enfermedad cardiovascular, como presión arterial alta o aumento de peso.

Sobre crecimiento de bacterias del intestino delgado (SIBO) y riesgo de enfermedad cardiovascular

El sobre crecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) ocurre cuando hay un exceso de bacterias en el intestino delgado. Esta cantidad anormal de bacterias en el intestino delgado puede provocar síntomas de gases, dolor abdominal, hinchazón, cansancio, diarrea o estreñimiento. Un estudio de la Clínica Cleveland examinó a 1059 pacientes con síndrome metabólico y evaluó SIBO utilizando pruebas de aliento con hidrógeno y metano. Aquellos que dieron positivo para SIBO tenían una tasa de aumento de síndrome metabólico, incluida la diabetes y las enfermedades de los vasos sanguíneos.

Riesgo de disbiosis y enfermedad cardiovascular

La disbiosis se refiere a tener demasiadas bacterias incorrectas en el intestino. Los cambios en estas bacterias intestinales han sido relacionados con la hipertensión y pre hipertensión, un factor de riesgo modificable de la enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular. Los estudios realizados en ratones trasplantaron materia fecal para inducir la disbiosis en el intestino mediante la adición de dos bacterias llamadas Prevotella y Klebsiella. Los resultados muestran que los ratones desarrollaron pre hipertensión e hipertensión.

Cómo mejorar la salud intestinal para las enfermedades cardiovasculares

  1. Estimule las bacterias intestinales saludables con estos alimentos de origen vegetal:
    • Brócoli: verdura crucífera rica en fibra y repleta de glucosinolatos, que combaten la inflamación.
    • Guineos o plátano: combaten la inflamación y estabilizan las bacterias intestinales
    • Frijoles: aumentan la absorción de vitaminas y aumentan la saciedad
    • Alcachofas de Jerusalén: ricas en fibra de inulina, un prebiótico fuerte que alimenta a las bacterias buenas
    • Arándanos: mejora el sistema inmunológico, destruye las bacterias dañinas
    • Sopa de miso y tempeh: elimina las bacterias que no deben estar en los intestinos y aumenta la absorción de nutrientes
  1. Sigue una dieta mediterránea para reducir y mejorar la salud del corazón.

La dieta mediterránea proporciona un combustible variado y rico en nutrientes para alimentar la flora intestinal de manera saludable, lo que puede reflejar resultados positivos en prevenir y tratar muchas enfermedades del corazón. La base de la dieta mediterránea incluye:

  • Consumo diario de verduras, frutas, cereales integrales y grasas saludables
  • Ingesta semanal de pescado, aves, frijoles y huevos
  • Porciones moderadas de productos lácteos
  • Ingesta limitada de carnes rojas