Como ya sabemos, la obesidad está asociada con muchas enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades del corazón, riñón, y el asma. Pero, ¿en verdad son las libritas de mas que nos están provocando estas enfermedades crónicas?

 

Usualmente, cuando una persona adulta sufre de sobrepeso o obesidad, se le recomienda bajar de peso y llegar a un índice de masa corporal “saludable” según su peso y altura. Para determinar si una persona tiene un peso “sano” se utiliza el índice de masa (IMC) corporal, una ecuación basada en el peso y la altura. Un peso saludable debe de estar entre 18 a 24.9, el sobrepeso entre 25-29.9, y obesidad es 30 o mas.  El problema es que esta herramienta clínica no toma en cuenta la masa muscular de la persona. Es decir, si dos personas tienen un IMC en sobrepeso, pero persona A es activa y tiene mayor masa muscular y menos grasa comparado con persona B que es sedentaria, tiene menor masa muscular y mayor niveles de grasa, entonces los riesgos de problemas de salud no son los mismos.

 

La precisión del IMC en el riesgo de enfermedades crónicas fue cuestionada en un estudio publicado en marzo del 2021 en la revista científica JAMA. Este articulo muestra que los problemas de enfermedades crónicas pueden que estén relacionados con los altos niveles de insulina, mas que por la obesidad. Este estudio utilizo 60 estudios de metaanálisis con las de 5 mil participantes.

 

El resultado asombró a mas de uno – los participantes mas exitosos que bajaron de peso al igual que sus niveles de inflamación (medidos por la proteína C-reactiva o CRP) redujeron sus niveles de insulina primero envés de enfocarse en una intervención para solo bajar de peso. Primero, se observó que los participantes tuvieron una reducción en los niveles de insulina en ayunas. Después de algunas semanas, empezaron a bajar de peso. También se notó que los niveles de CRP bajaron. La CRP es una proteína que se encuentra en la sangre cuando hay una inflamación o infección. Esta proteína está presente en altas concentraciones en personas con diabetes y enfermedades inflamatorias.

 

 Una explicación del porqué la insulina afecta el peso es que la insulina es una hormona anabólica. El anabolismo incluye construir de cosas simples estructuras más complejas. Cuando comemos, la comida entra al cuerpo en forma de glucosa, aminoácidos y otras cosas. La insulina entonces se encarga de tomarlas y distribuirlas en nuestro cuerpo para producir tejidos nuevos, músculo, reservas energéticas y otras funciones esenciales. Cuando comemos más de lo necesario, los niveles de insulina suben a niveles anormales. El cuerpo empieza a almacenar grasas y carbohidratos y esto causa que subamos de peso.

 

 Para mantener niveles normales de insulina, tenemos que considerar lo que comemos y cuánto comemos. Por ejemplo, los carbohidratos refinados, como los refrescos, los dulces y las galletas, se digieren muy rápidamente. Estas comidas causan que los niveles de insulina y azúcar en la sangre se suban. Es preferible comer carbohidratos complejos como los granos enteros porque tardan más tiempo en digerirse y el azúcar se libera lentamente.

 

En conclusión, la obesidad no es lo único que incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedades crónicas. La insulina tiene un rol importante en el desarrollo de estas enfermedades y esto implica que debemos de optimizar nuestros niveles de insulina para tener un nivel normal de IMC y disminuir el riesgo de enfermedades.